Tlaxcala, martes 13 de septiembre del 2022 (Hugo De Jesús –INFORTLAX) Pese a las buenas intenciones de docentes que realmente desgastan su vida en pro de la mejora educativa, las condiciones de éxito bajo la percepción de la clase media baja y baja, no mejoran o sus dolientes no quieren mejorar, sin embargo, en muchas de las ocasiones las ganas no bastan y el desgaste emocional entre en escena.
Lo anterior no es una crítica sino una reflexión que a mis 30 años me permite pensar que tal vez la meritocracia nos obliga a tolerar a personas que no tienen compromiso consigo mismas, tal vez, es una cuestión metafórica, lo cierto es que en el mundo laboral las influencias siguen pesando más que cualquier curricular, prueba de ello, radica en el mismo salón, donde el docente se encuentra entre la espada y la pared, ya que tiene que aguantar para no perder su trabajo, claro sí es que le gusta ganarse el pan con un pizarrón.
Dentro del mismo tenor, este encuentro entre quien no tiene la culpa de haber nacido en mejores condiciones que otros hace ver su suerte aquellos con menos recursos, si bien, hay gente pobre con muchos alcances, la limitante del dinero es un factor clave para no perder un valioso talento. Cuantos compañeros no tuvimos que por nada vieron truncados sus futuros y no hablo de dinero para sus útiles sino la propia limitante de tener tus cartuchos contados.
Es aquí donde quiero descartar cualquier indicio de autocompasión o romanticismo a la pobreza, que nada tiene de romántico; mientras las clases más bajas luchan constantemente con las cuestiones humanas quien tiene más se preocupa más por vivir que sobrevivir, por ende, debemos centrarnos que vivir es una cuestión amplia y cómoda, por el contrario, intentar vivir (sobrevivir) es una molestia constante siempre direccionada por el deseo de salir de ese lugar.
Anudado a ello, el sobrevivir siempre desgasta más a quien lo sienta a quien acepte vivir con ello solos sí sus medios le alivian una carga emocional, la batalla emocional pone un alto a la creatividad, es aquí donde puede salir lo mejor o peor de no tener.
Se habla mucho del ingenio mexicano y sus bondades, este rasgo distintivo siempre está impulsado por la necesidad que sin importar que genera un afilado instinto de supervivencia para su portador, lo que coloquialmente llamamos maña, sin embargo, esta plétora de referencias es alimentada por percepciones clasistas.
Lo anterior es una familiar pero engañosa forma de aceptar (sin esfuerzo) una realidad que parecería superarnos pero ¿Qué es el éxito? Considero que es un rasgo supra-valorado y que mucho oculta, por lo general, la regla siempre nos considera al esfuerzo como la constante de algo pero se omiten muchos elementos que llevan al éxito, entendido como una característica que hace visible al sujeto entre el colectivo, la cual, puede ser mala o buena según un espectro normativo ajeno a las clases sociales y relevancia entre la comunidad.
De lograr el éxito en cualquiera de sus formas sigue el enseñar sin dar algun dato de sí mismo salvo lo esencial, por ende, el sujeto tendrá una doble vida ya que el avance requiere de sacrificios y de voluntad pura, es decir, ser exitoso también es una cuestión de fingir en pro del estatus.
En un paréntesis vale la pena decir que la educación de calidad no está peleada con la personalidad del docente, porque, las trabas o facilidades son filtros para aprobar una lista de características que sitúan al alumno más cerca o lejos del éxito escolar, no así en el mundo laboral, donde el sujeto tiene que coexistir con toda clase de perfiles y mentalidades.
A la par de esta característica, el mérito puede garantizar permanencia más no confianza, es decir, cuando alguien es designado podrá ser tolerado en la medida de su apadrinado, por ende, el mérito propio podría ser más que suficiente, casi suficiente, depende mucho de la resiliencia del sujeto porque el reto es competir en igualdad de condiciones en peleas desiguales.
En resumen, el esfuerzo podría garantizarte con el tiempo mayor fuerza pero al no fortalecer tu vida social tendrás que ver la forma de encontrar un equilibro entre enseñar tus capacidad sin la necesidad de revelar tu verdadera personalidad, por lo general, el ocultar ciertas conductas nos hacen la vida más fácil, es aprender a ir con la corriente en tu carril.